LA AVENTURA DE TENER UN PERRO EN CASA CAPITULO II
LA AVENTURA DE TENER UN PERRO EN CASA
(Novela de Marcos Mendoza)
CAPITULO II ¡ UN CAMPO DE MINAS!!!!!
¿Has oído alguna vez la expresión de «campo de
minas» al referirse al estado en el que queda una casa tras el paso de un
perro, todo el piso lleno de charcos de orina y heces por doquier? Yo lo he
usado a menudo… y te lo prometo: lo he hecho con total conocimiento de causa.
Ahí estaba yo, saliendo
de la cama la primera mañana de tener a mi cachorrita, sin haber dormido apenas
después de toda una noche de ladridos y lloros. Y adivina lo que me encuentro
en el suelo, con los párpados todavía pegados por el sueño y el poco descanso.
Pues sí: una una mina ¡Qué asco! En algún momento entre cabezada y
cabezada, Linda había defecado ahí, justo donde yo dejaba mis zapatillas. En
defensa de mi olfato puedo decir que aquel día estaba un poco congestionado y
no olía nada… hasta que mi pie aplastó esa cosa blanda y apestosa. ¿Alguna vez has
oído esa cosa de que las heces de un bebé no huelen — y que sea el animal que sea— no huele?
Bien, pues es mentira. Huele. Mucho. ¡Te imaginarás! Cojeando y llamando a
gritos fui a buscar al pequeño demonio. Claro, Linda acababa de llegar a casa y
no respondía para nada a su nombre, e ignoraba lo que esa palabra —Linda—
significaba, así que cuando me vio llegar hecho una furia lloriqueó y se encogió.
¿Quién se resiste, en
nombre de Dios, a un cachorrito asustado? Yo no, desde luego. Así que aunque
estaba enfadado, al final suspiré y en lugar de castigarla le hice unos mimos.
Acaba de llegar a casa, me dije, está asustada y todavía no sabe.
Me convencí de que todo
cambiaría en unos días Después fui a lavarme bien el pie… y el resto del
cuerpo, solo por escrúpulo. Ese día Linda comenzó a aprender que poniendo
carita de arrepentimiento iba a apaciguarme cuando estuviera enfadado. ¡Ay, de
haberlo sabido! La mayor parte de los dueños enseñamos esto a nuestros perros
sin darnos cuenta, ¿sabías? Por eso cuando hacen algo malo y nosotros nos
enfadamos, tenemos la sensación de que se arrepienten, pero curiosamente siguen
repitiéndolo. Déjame que te desengañe: no se arrepienten, de hecho ni siquiera
saben por qué estás furioso, pero sí sabe que si pone esa cara puede que te
enfades menos con él, o tu enfado dure menos tiempo, o al final no te enfades
en absoluto… ¡Ah, estos perros, a veces son más inteligentes que los propios
humanos! Y nosotros, evidentemente, nos dejamos manipular por esos ojitos
tiernos. ¿Quién se resiste, al fin y al cabo?.
ACTIVIDAD
Con base en el texto.
1- Escribe que te gustò y que no te gustò de este capitulo y porque.
2- Si tienes mascota cuenta como le enseñaste air al baño.
3- Dibuja tu mascota.
Comentarios
Publicar un comentario